Russian Red @ Auditorio Universidad Carlos III, Leganes (29/09/09)



Desde el primer día que vi a Lourdes Hernández, en El Hormiguero -he de reconocer que no conocía Russian Red Antes-, con un Pablo Motos con mal día insistiendo en enseñarle lo que era la tele a la chica con una prepotencia asombrosa, me pareció una chica dulce y sencilla, con una voz espectacular. Después escuché el disco y me gustó. Muy calmado, pero muy bueno, a pesar de una producción demasiado sencilla.

Me quedaba pendiente la asignatura de verla en directo. En el conciero de ayer en el auditorio de la Universidad Carlos III, en Leganés, tuve la oportunidad y no me decepcionó. Hay una cosa que quedó muy clara: si bien el disco es ella y poco más, no da la sensación de ser algo completo, ahora, con otros cuatro músicos -uno de ellos pasándose por cuatro o cinco instrumentos diferentes-, la música tiene más profundidad y más contenido.

De entrada, lo primero que hay que destacar es muy obvio. La voz de Lourdes Hernández es muy buena. Aparte, la chica parece a ratos tan tímida, que al final es carismática sólo por ello. Como digo, el concierto es muy calmado, se animó un poco con They Don't Believe, un poco más animada, pero la tónica general es calmada. Tocó unas cuantas canciones nuevas que tienen bastante buena pinta, pero la mayor parte de las canciones del disco realmente ya sonaban muy diferente.

Un ejemplo muy claro era Nice Thick Feathers, la canción del anuncio de Häagen-Dazs. La batería es, junto al teclado, el nuevo instrumento que más aporta a la música -aunque también hay que destacar notas largas sostenidas en la guitarra eléctrica-, y en el caso concreto de esta canción, empieza con unos ligeros redobles, para pasar a dar toques de platillos y luego subir un poco la fuerza. Sólo esta batería hace que la canción suene totalmente diferente, para mejor.

El punto clave de la noche fue, como no, cuando tocó Cigarettes. Cuando empezó a sonar, el público se puso a aplaudir e inmediatamente aparecieron cámaras por todo el auditorio. Tocó la canción y entonces hizo un comentario -dando muestra de esa dulce timidez- sobre que no veían al público, más allá de una mancha negra y que cuando se encendieron las cámaras nos pudo ver y había sido muy bonito. Este comentario, tan inocente como es, me ha hecho pensar que Lourdes Hernández tiene que prepararse mentalmente para la que se le va a venir encima cuando saque el segundo disco, el cual estoy convencido será un disco más que popular en nuestro país y va a tener que enfrentarse a los media a un nivel muy por encima del que está acostumbrada.

En el primer bis, salió ella sola y empezó diciendo "voy a tocar una versión de una canción que me gusta mucho, y es... bueno..." y entonces empezó a tocar. Cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta de que la canción que tanto le gusta y de la cual no dijo el nombre, no era otra que Please, Please, Please, Let Me Have What I Want, de The Smiths. Ese fue el mejor momento de la noche para mi gusto. Entonces volvió el grupo, tocaron otra canción y se fueron. El público estaba ovacionando y volvió a entrar ella. Cogió un ukelele y explicó que "como habéis pedido otra canción con mucha mucha fuerza, voy a tocar otra canción y me voy por ahí." Cuando todos pensábamos que hablaba de que se iba por ahí cuando acabará, sorprendió, porque a lo que se refería es que se iba por ahí, concretamente fuera del escenario, al medio del auditorio, a tocar la canción "unplugged", poniendo fin a un concierto que me ha gustado mucho y que recomiendo a todo el mundo.

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